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martes, 30 de enero de 2007

La química del cerebro durante la convivencia

¿La convivencia estrecha fortalece la relación o por el contrario, la termina destruyendo? Ambas posibilidades son reales, según la química cambiante del cerebro en cada una de las etapas de la convivencia. En cada fase de la relación, cada miembro de la pareja reacciona en forma distinta de acuerdo a las reacciones naturales dictadas por el cerebro, y dependerá de la forma cómo manejemos esas reacciones, que la convivencia (haya o no matrimonio) perdure.

El hombre y la mujer tienen conductas distintas durante las diferentes etapas de la relación. Así:

1. Enamoramiento

Ocurre un cambio químico en ambos. Aumenta la secreción de feromonas, y cuando la pareja está junta, es como si fueran uno solo. El cuerpo secreta una hormona llamada oxitocina, que puede hacer que cada uno pase por alto o no se de cuenta de conductas que en otras ocasiones resultarían molestas. La pasión disminuye y se pasa a la siguiente etapa.

2. Desencanto

Luego de unos meses, la corteza cerebral, responsable del pensamiento racional de nuestro cerebro, percibe el cambio en la química cerebral y notamos los defectos de nuestra pareja. Sentimos irritación, enojo o temor.

Si él se sienta a ver TV sin conversar con ella, ella se preguntará en qué piensa él y se sentirá rechazada, porque él ya no habla tanto de sus emociones. El tampoco entenderá porqué ella se enoja por pequeñeces y no sabrá cómo remediarlo.

Las sustancias cerebrales que existían durante el cortejo ya no están y la pareja se siente desilusionada. Normalmente, se echa la culpa al otro de lo que pasa y se piensa: "Esta no es la persona con la que me casé" (o, según el caso, con la que inicié la relación). Este paso es normal y es indispensable para que sus mentes diferentes se fusionen y trabajen luego coordinadamente.

3. Lucha de poder

Ambos luchan por el control luego que se produce el desencanto, tratando que el otro sea como era o como creían que era en la etapa de enamoramiento. Además de tener que luchar, ambos son concientes de la existencia de una diferencia neurológica que hace que el cerebro de cada uno piense, se comporte y ame de distinta manera.

Es un período doloroso. Y la mayoría de veces las parejas no se percatan que, bien manejadas, las diferencias cerebrales por las que discuten pueden ser la clave para que su matrimonio dure para toda la vida.

Tal vez en esta etapa el hombre quiera realizar actividades de forma independiente y la mujer quiera salir con sus amigas. Estas diferencias, aprendidas en un inicio por una cuestión de roles en la sociedad, se acentúan por el efecto de las respectivas hormonas (testosteronas y estrógenos). El principal motivo de discusión es la independencia conyugal.

Una nueva etapa comienza cuando se da un redescubrimiento mutuo como hombre, como mujer y como amantes. Para esto es necesario tomar conciencia de algunos elementos que no han salido aún a flote.

4. Despertar

Durante las tres primeras etapas de la relación, la pareja tiene una relación muy estrecha, que anula la individualidad de cada uno. Un hombre podía estar considerando como una tontería las emociones de su mujer, su necesidad de comunicarse, sus deseos sexuales, su actitud hacia las labores de la casa, etcétera. Ella también podía estar considerando los hábitos de su marido como egoístas, al igual que ciertos hábitos, pasatiempos, preocupaciones de trabajo y la necesidad de independencia de él.

En esta cuarta etapa, la pareja se percata que la relación tan estrecha no es muy saludable y que deben tomar cierta distancia psicológica. No se trata de un divorcio, se trata de comprensión recíproca. Durante la etapa del Despertar, la parte pensante del cerebro prevalece y controla las emociones que podrían generar conflictos y una sensación tristeza por la pérdida o disminución de la pasión.

Por ejemplo: cuando la mujer dice algo que a él le molesta, él tal vez se contenga, guarde silencio y pase por alto el asunto. Y si él hace algo que a ella le molesta, ella podría decirle comprensivamente: "Ahora entiendo de qué se trata esto".

Finalmente, ambos se dan cuenta que los dos tenían la razón: él ve que si no hay cercanía y comunicación, la relación se va a pique, y ella se da cuenta que si no se goza de suficiente independencia, pase lo mismo.

La clave es comprender el funcionamiento de la química cerebral masculina y femenina, sabiendo encontrar el equilibrio entre cercanía e independencia.

5. Consolidación

Se obtiene la "independencia íntima", un estado de amor equilibrado. No hay lucha de poderes, y el amor maduro fomenta al mismo tiempo la idenpendencia y la intimidad. La pareja vive felizmente junta, crían a sus hijos y dan y reciben amor, pero no porque sean iguales sino porque son felizmente distintos.

Para fomentar la intimidad:
  • Hay ritos de apego, como salir a comer, llamarse por teléfono o enviarse mensajes electrónicos. Sin embargo, cada momento no necesita ser íntimo; estos ritos mantienen la fuerza del amor en los momentos difíciles de la vida.
  • La pareja se trata con amabilidad y respeto en el 95% de sus interacciones. La amabilidad es fundamental para tener un matrimonio feliz.
  • Los problemas se resuelven en vez de dejar que la situación empeore. Se enojan y discuten, pero ambos ofrecen disculpas por el mal humor y tratan de ayudar a mejorar la situación. Si es necesario, concurren a familiares y amigos o a especialistas en busca de ayuda.
Para defender la independencia:
  • Se respetan las diferencias, sobre todo las de género. Por ejemplo, si él acapara el control remoto cuando ven TV, ella no se enoja sino que lo tolera de buen grado. Y él escucha a su mujer cuando ella quiere hablar de sus sentimientos porque sabe que es importante para ella, y se da tiempo para escucharla.
  • Se mantienen los círculos personales de amigos (normalmente, mujeres en el caso de ella y hombres en el caso de él) y la pareja se alienta a mantener esas amistades. Ambos se terminan dando cuenta que aunque su cónyuge es su mejor amigo, hay necesidades emocionales que son satisfechas a través de otras personas.
  • Hay concesiones de dominios. Si para uno es importante una determinada actividad, deporte, pasatiempo o socialización, el otro debe respetarlo y alentarlo. Cada uno tiene así un espacio propio con tiempos y actividades individuales que brindan libertad.
Es fundamental tener conciencia de que los sentimientos que existen entre los dos tal vez cambien con el paso de los años y que ese cambio es normal. La química cerebral determina en parte que esto ocurra, así que resulta inútil tratar de evitarlo. Es mejor dejar que la biología lo guíe a uno hacia la comprensión y hacia un amor natural y perdurable. A fin de cuentas todos los seres humanos somos criaturas de la naturaleza, y ella sin duda es muy sabia.

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