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Olvídate del análisis post-juego
Cuando la emoción o la agonía del juego aún está fresca, él no necesita que estés encima suyo machacándole el tema. Lo único en lo que debería pensar es en si su helado será de chocolate o de vainilla.
Refuerza lo positivo
Encuentra algo específico (haber hecho un buen pase, haber anotado un punto, haber esquivado bien al contrario) y hazle saber cuán bien estuvo y qué bien se le vio. Los niños quieren creer que sus papás se sienten orgullosos de ellos.
Guárdate las críticas
Si quieres que deje de hacer algo que no está saliendo bien, espera hasta la siguiente práctica y dile "eres un defensa excelente (elogio), pero si pudieras estar más cerca de la portería (crítica constructiva), nadie podría esquivarte (elogio con incentivo)".
Pide su opinión
Si él deja de querer ir a practicar o empieza a hacer otras cosas fuera del campo, podrían haber multitud de razones. Él es tu mejor fuente de información. Dile "ayúdame a entender". Estarás tomando conocimiento de la situación sin exigir respuestas ni presionándolo.
Obsérvate
Reúnete con otros padres y arma estrategias ofensivas, haz muecas y "olas" y lo único que conseguirás será quitarle toda la diversión que tenía el juego. Todo lo que necesitas hacer es aplaudir.
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