¡Cambio de dominio!

Visita

webdelhombre.com

- nuevo dominio, nuevo blog... todo mejorado!

lunes, 24 de setiembre de 2007

No comas emocionalmente

Si alguna vez te comiste unos caramelos antes de una reunión importante, o te comiste un helado o tuviste una comilona luego de un rompimiento, ya conoces lo que es comer emocionalmente: dejar que tus sentimientos -en vez de tu hambre- dicte cuándo, qué y cuánto comes. Esto puede ser peligroso, sobre todo si estás siguiendo una dieta. Prueba estos trucos para ponerle fin a la comida emocional:

Mantén un "Registro de Humor"

Quizás hayas escuchado que llevar un registro de comidas puede ayudarte a hacer un seguimiento de la grasa y las calorías que consumes, pero también puedes usarlo para contabilizar tus emociones. "Para mucha gente, es muy útil identificar qué emociones la llevan a comer en exceso" según Adrian Brown, un psicoterapista privado de Washington. Una vez que hayas determinado qué cosa es lo que la provoca, podrás encontrar mejores maneras de manejar la situación. Por ejemplo, si tiendes a comer más cuando estás solo, sal a caminar con amigos o llama a alguien de tu familia. Así no tendrás que recurrir a la comida como un medio para llenar tus tiempos vacíos.

Autoconvéncete

La siguiente vez que tus niveles de estrés aumenten y estés caminando hacia la máquina expendedora o hacia el vendedor de dulces, trata de razonar contigo mismo. Di "si me como esa bolsa de bocaditos, me voy a sentir bien por algunos minutos, pero luego me sentiré culpable, decepcionado y frustrado. Puede ser difícil vencer las ganas, pero cuando el sentimiento pase, me sentiré seguro y feliz". Se vuelve más fácil decir no a los tentadores bocadillos una vez que te acostumbras a sentir el éxito.

Reestructura la situación

"Mucha gente que sigue una dieta ve la cuestión de la comida y la pérdida de peso como un asunto de extremos" dice Brown. Por ejemplo, si estás tratando de bajar de peso y pecaste comiendo algo helado, chocolate o cualquier comida que sea tu debilidad, piensas "ya se fue al tacho la dieta... en fin, comeré entonces lo que me de la gana, igual ya la rompí". Ese modo de pensar no tiene sentido. ¿Tuviste un resbalón? no hay necesidad de empeorar las cosas. No eres perfecto, y puedes seguir intentándolo.

Ten presentes tus metas

Toma nota de las razones por las que quieres bajar de peso en una hoja de papel y llévala en tu billetera. Si quieres ser saludable y ver algún día a tus nietos, verte bien en cada reunión social y tener la suficiente energía para poder jugar con tu hijo, esta lista puede ser un poderoso motivador cuando tengas que enfrentar las ganas emocionales de comer.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario